sábado, 19 de mayo de 2018

Hugo Mallo, o noso capitán

Los equipos más mediáticos tienen la gran ventaja de contar con más presupuesto año tras año que el resto de los clubes, lo que no hace más que agrandar la brecha que les separa. Pueden presumir de títulos, de grandes estadios, de grandes jugadores... Sin embargo, hay algo que al resto de los clubes no nos pueden quitar, y es el sentimiento de pertenecia, el amor y el respeto a unos colores. Es fácil ser del que gana, del que está de moda, del que centra la atención de la prensa... Es tan fácil que incluso se pueden permitir el lujo de cambiar de equipo. O incluso de tener un segundo, o tercer equipo. Qué más da.


Sin embargo los grandes equipos tenemos el orgullo de pertenencia a unos colores, a una tradición, a un sentimiento, a un pueblo... y Hugo Mallo es uno de esos jugadores que encarnan esos valores. 

El de Marín es uno de los emblemas del Celta de Vigo actual y va camino de convertirse en uno de los mejores jugadores de nuestra historia, si es que ya no lo es. Siempre ha mostrado un compromiso total con el club, diciendo y haciendo las cosas que sentía en cada momento, gustasen o no. Nunca se esconde, por algo es nuestro capitán. Ha crecido de forma paralela al club, quemando etapas y categorías con una fuerza y carácter que sirve de ejemplo para muchos canteranos que llegan por detrás. Ha superado malos momentos, como aquella grave lesión de la que hoy ya ni nos acordamos. Y lo que es más importante, ha rechazado ofertas más suculentas económica y deportivamente, para seguir en el club se sus amores. "Ya pude dejar el Celta por dinero y no quise. A mi me gustaría retirarme aquí" decía esta semana en Radio Marca. Y no lo dice cuando el viento sopla a favor, sino que lo hace en un final de temporada decepcionante y con tintes de fracaso deportivo, en la que muchos de sus compañeros presionan para salir a otros clubes. Incluso algún canterano como él. 





Es nuestro "one club man", esa rara avis entre los futbolistas actuales, más preocupados por lucir peinados, coches y cuerpo en las redes sociales, que por la imagen que realmente proyectan para miles de jóvenes. Huye de las excentricidades, sólo se deja notar donde más le gusta hablar, en el campo. La pena es que, por su posición, no pueda ser cambiado más a menudo en los partidos para que la afición le brindase todos los aplausos que merece, que no son pocos. Por todo esto y -como diría el gran Nolito- por todo lo bueno que está por venir, qué suerte la de poder contar con gente como Hugo, que sienta y vista la casaca celeste. Eso es lo que hace a un club ser grande.

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